lunes, 21 de abril de 2014

Mojándonos


Lluvia me revuelve el alma y me abraza con ojos de niña.
Me besa los dedos de la mano, con lengua y me lleva al cielo para después dejarme caer.

Lluvia me hace moverme como nadie y se estremece en mi frío.
Me balancea en su pelo y me enredo en su intensidad.

Lluvia se emborracha de mis miedos hasta vomitarlos, y vuelve a casa con resaca, a acariciarle el pelo a mi insomnio mientras duerme.

Lluvia me quiere sólo como amiga, 
pero ama cada una de mis cicatrices y mi forma de contonearme ante el dolor.

A Lluvia le chifla verme andar descalza por el precipicio de sus labios,
y tiene vértigo a verme caer rendida ante la vida.

Un día Lluvia se vino a vivir a mis pupilas
y ahora nos escuece a todos, pero sólo a mi me cura.